“La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda, y cómo la
recuerda para contarla” (Gabriel García Márquez)
Puede resultar extraño, pero fue en el verano del 2016, cuando supe de la existencia de la frase “de vez en cuando la vida nos besa en la boca”, la utilizó mi marido para una de sus crónicas periodísticas y me llamó poderosamente la atención.
Inmediatamente localicé el autor y el texto completo, y me dije “Joan Manuel Serrat, me has resuelto la editorial del próximo número de CG”.
Resume de forma poética y metafórica esas sensaciones que nos brinda la vida en los pequeños y hermosos momentos de felicidad, que nos permiten mirar hacia atrás sin nostalgia ni amargura y hacia adelante con esperanza y optimismo.
A pesar de todas esas “bromas de la vida” que opacan nuestros amaneceres y atardeceres, la mía, mi vida, me ha besado en la boca muchos de vez en cuando, en la niñez y hasta siempre jamás con mi hermana pequeña Mercedes, en la madurez con mi amor para siempre Antonio, con mis hij@s, que son mi vida entera, con mis preciosos nietos, con mis amig@s de verdad… Me siento privilegiada y agradecida a la vida por los besos que me ha regalado y también por las “bromas”, a veces muy pesadas, que me ha obligado a superar y las que sin duda, superaré.
Y hoy deseo compartir con vosotros este beso en el majestuoso Coliseo de Roma, y regalaros el texto de esta preciosa canción, porque un día tal como hoy hace 56 añitos vine a este mundo maravilloso, seguro que, como todos, con un cometido…
Sed felices
“De vez en cuando la vida nos besa en la boca y a colores se despliega como un atlas.
Nos pasea por las calles en volandas y nos sentimos en buenas manos.
Se hace de nuestra medida, toma nuestro paso y saca un conejo de la vieja chistera y uno es feliz como un niño cuando sale de la escuela.
De vez en cuando la vida toma conmigo café y está tan bonita que da gusto verla.
Se suelta el pelo y me invita a salir con ella a escena.
De vez en cuando la vida se nos brinda en cueros y nos regala un sueño tan escurridizo que hay que andarlo de puntillas por no romper el hechizo.
De vez en cuando la vida afina con el pincel, se nos eriza la piel y faltan palabras para nombrar lo que ofrece a los que saben usarla.
De vez en cuando la vida nos gasta una broma y nos despertamos sin saber qué pasa, chupando un palo sentados sobre una calabaza”.
