Firma Invitada: Sergio Pulido
«Un día sin sonreír es un día perdido»
(Charlie Chaplin)
¿Habéis sentido alguna vez un chasquido en vuestra mandíbula? ¿algo así como que se había «desencajado»?
Pues de este tema tan frecuente, sobre todo en la mujer, y del que poco se comenta, trata el artículo del Dr. Sergio Pulido de la Clínica Dental Pulidental de Jaén.
Leedlo con atención porque es muy interesante y nos puede ayudar llegado el caso, a reconocer esa molestia y ponerle remedio, siempre consultando con un especialista.
La articulación temporomandibular (ATM) es la situada entre el hueso temporal y la mandíbula y está formada por el cóndilo de la mandíbula, la cavidad glenoidea y el cóndilo del hueso temporal. Entre ellos se encuentra el disco articular, una almohadilla fibrosa rodeada de las cavidades sinoviales. La cara articular lateral es más gruesa y se llama ligamento temporomandibular, el responsable de evitar que el cóndilo se desplace demasiado hacia abajo y hacia atrás.
Es la única articulación móvil que existe en el cráneo y funciona de forma totalmente sincronizada, permitiendo la ejecución de movimientos de apertura y cierre, proyección hacia delante y hacia atrás y movimientos laterales.
En estos movimientos es necesaria la colaboración de algunos músculos:
Depresores: Digástrico, Molhioideo y Genihioideo.
Elevadores: Temporal, Masetero, pterigoideo interno.
Proyectores hacia delante: Pterigoideo externo.
Proyectores hacia atrás: Digástrico
Diductores: Pterigoideos internos y externos
Los trastornos de la ATM son tan frecuentes como poco conocidos, su incidencia es porcentualmente superior en mujeres, así que, científicamente, se estudia la asociación de las hormonas femeninas con esta patología. Normalmente es una combinación de tensión muscular y problemas anatómicos. En la mayoría de casos estos trastornos son temporales y se pueden aliviar con el tratamiento adecuado, para conseguir una reducción o eliminación del dolor y la restauración de la correcta función mandibular La cirugía se utiliza como último recurso una vez que las medidas conservadoras no han funcionado.
Los trastornos de la ATM se pueden dividir en diferentes categorías:
1.- Dolor miofascial: dolor en los músculos que controlan la función mandibular.
2.- Desplazamiento del disco, dislocación de mandíbula o lesión del cóndilo
3.- Artritis: trastorno degenerativo o inflamatorio.
4.- Erosión del disco articular
5.- Fractura de la articulación por impacto.
Ya que las causas y los síntomas son diferentes en cada caso, es complicado hacer un diagnóstico correcto de este tipo de trastornos. El profesional consultando la historia médica y haciendo un examen de las áreas afectadas, ayudado si es preciso por radiografías, podrá determinar el tipo de lesión y en consecuencia aplicar el tratamiento adecuado para resolverla. Es importante distinguirlo de cualquier otro dolor facial asociado a enfermedades como la sinusitis, otitis y neuralgias faciales, de esta forma diagnosticar el trastorno de ATM será mucho más efectivo para aplicar el tratamiento correcto.
En la actualidad se aconseja el uso de tratamientos conservadores no invasivos a la hora de tratar los trastornos de la articulación y de los músculos mandibulares, ya que no causan cambios definitivos en la estructura de la mandíbula y/o de los dientes. Existe un porcentaje muy elevado de trastornos que son temporales por eso se puede conseguir alivio con medicamentos anti inflamatorios o una férula de estabilización que debe utilizarse por corto tiempo para evitar cambiar la mordida.
Solo en casos excepcionales se recurre a la intervención quirúrgica como el reemplazo de las articulaciones por implantes artificiales, ya que puede causar un dolor intenso y un daño permanente.
Una periódica revisión odontológica y seguir unos hábitos de cuidado personal puede ayudar a aliviar los síntomas de dolor o inflamación.
