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«Una sonrisa es el mejor maquillaje que una chica puede llevar» (Marilyn Monroe)
Un buen maquillaje es aquel capaz de cubrir las pequeñas imperfecciones cutáneas, resaltando los rasgos más atractivos naturalmente y sin que resulte evidente. Para lucir un rostro más joven y fresco, no echarte unos añitos encima y evitar que te digan ¡estás mucho más guapa sin maquillar! ten en cuenta estos detalles, en especial a partir de los 35 años. Un rostro maduro mal maquillado resultará artificial y, lo peor, envejecido.
La base
El primer paso y más importante es la correcta elección de la base. Siempre de un tono muy similar al de tu propia piel incluso un poco más clara para que se funda perfectamente haciéndose “invisible”. Una base más oscura, pretendiendo un falso bronceado, apagará el rostro, y aplicar una cantidad excesiva, intentando tapar arruguitas, imperfecciones o granitos, dará el efecto “máscara acartonada” nada favorecedor.
Hidrata en profundidad la piel y aplica una base muy fluida. Para una mayor luminosidad elige un fondo que incorpore polvos iluminadores, pero cuidado, un exceso de brillos envejece y acentúa los defectos.
Aplica con moderación la base correctora, de tono idéntico al fondo de maquillaje. En las ojeras, una cantidad mínima con la yema de los dedos y pequeños golpecitos.
Solo un toque de colorete, en un tono similar al de tu piel, aplicado con brocha ancha y siempre del pómulo a la sien para “subir” tus mejillas. Un exceso de rubor dará una imagen artificial.
Para un resultado fresco y natural utiliza polvos sueltos, nunca compactos y densos, que restan naturalidad.
Los ojos
El color en tus párpados dará profundidad a la mirada y brillo a tus ojos. Opta por colores naturales y elige sombras en polvo, nunca en crema, resalta las arrugas del párpado propias de la edad. Unas cejas bien depiladas y rizador en tus pestañas conseguirán reavivar tu mirada sin una gota de maquillaje.
El exceso de color y cantidad en el párpado, parecerá que “pesa”. Ayúdate del delineador aplicándolo en el interior del párpado inferior y en el exterior del superior haciendo un discreto rabillo hacia arriba para que el párpado “suba”, rejuveneciendo así la mirada. Para un maquillaje de día elige un tono marrón, también para la máscara de pestañas, el negro endurece y avejenta la mirada.
Combina solo dos sombras y aplica la más clara en el arco bajo las cejas, dejando la oscura en el párpado móvil. Para un toque de brillo extra, utiliza una sombra dorada para la zona interna del ojo (lagrimal) pero nunca en la externa porque destacarías las patas de gallo.
Los labios
Hidratarlos en profundidad, también el labio superior donde se forman pequeñas arrugas de expresión. Para un aspecto más joven, define de manera sutil, con un perfilador de tono exacto al lápiz labial, las líneas de tus labios. Los colores de mañana son más naturales y discretos: rosa, coral, nude, melocotón… los tonos oscuros, berenjena, chocolate… para la noche, y descarta totalmente los metálicos o de acabado nacarado.