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Mi primera comunión. Una fotografía es para siempre.

    “Si sabes esperar, la gente se olvidará de tu cámara y entonces su alma saldrá a la luz.” (Steve McCurry)

    Fotografía Juan Vilches


    Es cierto que cada vez, la organización de los preparativos de una primera comunión comienza antes, aunque nunca podemos olvidar que éste es un acto mucho más austero que una boda y no deberíamos perder la cabeza a la hora de hacer gastos excesivos para un día donde, el protagonista absoluto es el niño, o así debería ser.

    En ocasiones no tenemos presente el símbolo religioso de este acontecimiento y lo convertimos en la “puesta de largo” social de los más pequeños de la casa, pero de un modo u otro debemos cuidar todos los detalles, desde el vestuario de toda la familia, el restaurante y el menú, hasta la elección del fotógrafo que inmortalizará este día tan especial para toda la familia.

    Los reportajes fotográficos de primera comunión tienen ciertas similitudes con los de boda, aunque hay una diferencia sustancial: se hacen siempre previamente al día de la celebración. La tendencia actual es hacer fotografías individuales y en familia además puede ser tanto en estudio como en exteriores. Nuestro consejo es que, aunque tengamos un familiar con una buena cámara, las fotos “oficiales” debemos dejarlas en manos de un buen profesional, al que con anterioridad le hemos comentado la idea de reportaje que tenemos: clásico o más moderno, de forma que la realización del mismo sea mucho más ágil y el resultado el deseado por ambas partes.

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    Juan Vilches, nuestro fotógrafo de cabecera en ConGlamour, nos da unos consejos para que conseguir que el niño o la niña se divierta durante el reportaje gráfico, de esta forma las fotos serán totalmente naturales y los niños disfrutarán también de ese momento y lo recordaran de forma muy especial.

    El primer contacto con el niño debe ser previo a la realización de las fotos,  es conveniente dejar solo al fotógrafo con el, ya sabemos que los padres en ocasiones podemos cohibir la espontaneidad de nuestros hijos de forma involuntaria.

    Una sesión fotográfica no debe durar más de una hora, la elección de exteriores o estudio es algo muy personal, aunque siempre hay que dejarse aconsejar por el profesional.

    Las fotos individuales se siguen utilizando para los recordatorios, aunque en la actualidad se pueden hacer marcapáginas, imanes, tazas personalizadas, etc… que a la vez se pueden utilizar para ese regalito con el que obsequiar a los asistentes a la celebración.



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