María Ruiz
¡Qué pequeñas son mis manos en relación con todo lo que la vida ha querido darme! (Ramón J. Sénder)
Hola amigos!!!
Hoy, justamente hoy, comparto con vosotros una editorial de 2012 y aunque ya han pasado añitos, es como si la hubiera escrito hoy mismo, porque mis sensaciones y sentimientos siguen intactos, exactos a aquel día en que los expresé.
He escogido una maravillosa foto de cabecera, cuyo autor es mi cuñado Juan Ledesma, que refleja, en mi opinión, la quietud, la tranquilidad y la paz que todos ansiamos.
Y la otra foto, corresponde a los espectaculares jardines de Versalles, donde la vista se pierde admirando la frondosidad y la belleza de la Tierra (un regalo de mi hijo Antonio, que me la hizo sin saberlo yo, en uno de esos viajes culturales que tanto nos gusta compartir…)
«No hace mucho leí un artículo de la periodista Ángeles Caso, de la que soy admiradora, que me emocionó en lo más profundo por sus reflexiones tan comunes a las mías en este momento de mi vida. Quizás porque como ella y por suerte para mí, también mi compañero de vida es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón más rico y la cabeza más sana que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, también he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas y las personas en su sitio justo. El caso es que tengo también como ella, la sensación de que empiezo a entender de qué va esto llamado vida.
Lo que para otros es importante, tampoco lo es para mi, ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Como ella, paso de las coronas de laureles y halagos falsos, de lo sucio de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Me alejo de los quejumbrosos y malhumorados, de los egoístas y ambiciosos. Como ella, también me alejo de los que te aplauden cuando reinas y te abandonan cuando la vida te destrona y de aquellos que creen que lo importante es tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.
Ahora en este momento de mi vida, quiero conservar mi riquísimo patrimonio. La ternura de mis amores y la impagable compañía de mis seres queridos y que me quieren de verdad, y de mis sinceros amigos con los que sé que cuento siempre y saben que siempre contarán conmigo.
Sano sentido del humor que me produzca profundas carcajadas y esas palabras y besos de cariño de mis tres hombres antes de irnos a dormir. Un recuerdo dulce de los que tuve la suerte de tener a mi lado y se han ido, pero siento que me protegen y abrazan. Los árboles, el paisaje y el cielo que diviso a través de los ventanales de mi fortaleza y refugio que es mi hogar.
Ahora, en este momento, quiero mi conciencia más tranquila que nunca, serenidad para sobrellevar el dolor y las adversidades y toda la alegría para disfrutar de todo lo bueno y bello que me rodea. Llorar de emoción y sólo cuando algo o alguien lo merezca. Y, como ella, quiero que a pesar de todo lo que pase, no convertirme en una mujer amargada para que el día o la noche de mi último viaje, las personas que me conocieron me recuerden como un ser íntegro, luchador y honesto.
Y ahora, en este momento quiero disfrutar y que disfrutéis de los próximos meses de colores ocres, de luz suave, del sonido de la lluvia, del olor de la tierra mojada, de los momentos de relajación y meditación y conseguir la felicidad que brinda lo sencillo, todo junto a mi amada y gran familia»
Sed felices.