Saltar al contenido

Aprende a decir NO con elegancia

    Firma Invitada: Mercedes Ruiz

    «Decir ‘No’ significa, ante todo, decirse ‘sí’ a uno mismo y proteger aquello que uno valora» (Willian Ury)

    pexels-nathan-cowley-897817

    ¿Cuántas veces nos hemos visto en alguna situación embarazosa o comprometida de la que no podemos salir o creemos que no podemos salir sin ofender o molestar a la otra persona?, ¿cuántas veces hemos dicho cuando queríamos decir NO, porque tememos que nuestra imagen quede dañada?

    Saber decir NO de forma elegante y sobre todo consiguiendo que nuestra educación quede patente, es una de las habilidades sociales que todos deberíamos ejercitar de forma continuada.

    La palabra No, esas dos letras unidas que se convierten en una de las combinaciones más temidas de nuestro vocabulario, tienen un poder incalculable. Con un NO dicho a destiempo o sin la suficiente sutileza, podemos destruir sueños, romper corazones y cambiar la vida de algunas personas. A pesar de todo es también el monosílabo que nos permite establecer límites, marcar distancias y hacer que respeten nuestras necesidades.

    Se dice que vivimos en una sociedad de “agradadores”, de aduladores que anteponen su imagen y el qué dirán a sus propias necesidades.

    En determinadas situaciones, por ejemplo si el jefe nos pide un favor, si nuestra pareja nos agobia con demandas, si no sabemos cómo eludir una petición de nuestros amigos, verbalizar ese NO se convierte en una auténtica pesadilla, que consigue hacernos entrar en un conflicto personal.

    Aprender a decir NO sin sentirnos mal, sin tener la sensación de estar fallando a los demás, es un reto diario y un ejercicio de autoafirmación personal que sin duda mejorará no solo nuestra autoestima, sino también la riqueza de nuestras relaciones. Si evitamos decir NO a algo que realmente no queremos hacer, con la “excusa” de no romper la armonía, llegamos incluso a mentir, inventar excusas absurdas para no asistir a un evento, y eso nos acarreará un malestar interno.

    No debemos ser insensibles a las necesidades de los demás, pero sí tener en cuenta que solo la sinceridad y confianza fomenta la verdadera amistad. Cuando digamos NO sin sentirnos mal será como un acto de independencia.

    Descubrir  las claves para liberarnos de ese malestar y la ansiedad que puede generarnos el no saber decir de la forma adecuada NO, es más fácil de lo que pensamos. Aunque no podemos generalizar, es cierto que resulta muy útil sumar recursos propios o aprendidos para salir de este tipo de peticiones.

    * Pensar las mil razones por las que no debemos ceder y que nuestro interlocutor lo entienda y acepte sin acritud.

    * Valorar nuestras prioridades sin llegar a ser egoístas, nos ayudará a hacer sólidos nuestros argumentos.

    * Cuidar las formas, el vocabulario elegido y sobre todo acompañar estos argumentos con una enorme sonrisa, ayudará a minimizar el posible desacuerdo.

    Nada mejor para reforzar nuestros argumentos que utilizar frases tipo como: “Me encantaría ir, pero tengo asuntos pendientes que resolver”, “En este momento no puedo, pero te agradezco que pienses en mí…”

    Muchas veces nos hemos preguntado cómo podemos rechazar una invitación a cenar de forma sutil y sin que la persona que ha tenido el detalle de hacerlo se sienta ofendida.

    Las invitaciones personales, las negativas de este tipo son seguramente las más complicadas de gestionar, sobre todo porque no queremos dañar la autoestima de la otra persona y también porque en este caso mantener la mejor imagen es lo más adecuado. Sonrisa, para mí la sonrisa es la mejor arma de seducción de una persona y la mejor barrera para establecer límites.

    Utilizar frases hechas como: “Tengo un compromiso para esta noche”, “Me encuentro en un momento personal complicado y no quiero establecer lazos afectivos” , siempre intentando dejar claro que el problema es nuestro: el tan utilizado “No es por tí, es por mí que no estoy en mi mejor momento” , que no nos negamos a quedar con esa persona porque no nos resulte atractiva o interesante su compañía, sino porque no podemos dar lo mejor de nosotros mismos en este momento y de esta forma no queremos alimentar falsas esperanzas.

    Si te mandan flores, o te hacen regalos,  puedes agradecerlo gentilmente y decirle que no es necesario hacerlo, qué le agradeces igualmente si te envía un mensaje o realiza una llamada. Los regalos a veces se utilizan como forma de chantaje y en ocasiones podemos sentirnos “obligados” a ceder a sus pretensiones por no parecer desagradecido.

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

    Diseño web por XYZ Comunicación