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Las únicas personas que son únicas en mi vida: mis hijos

    Firma Invitada: Mercedes Ruiz

    “Cuando te acaricié me di cuenta que había vivido toda mi vida con las manos vacías.” (Alejandro Jodorowsky)

    Existe el amor de verano, el de juventud, el amor de una noche, el amor eterno que dura dos años. Existe el amor que te roba el sueño, el que te dibuja sonrisas, el amor maduro, el no correspondido, existen infinitas clases de amor  y de una forma u otra, las podemos disfrutar o sufrir a lo largo de nuestra vida.

    Pero realmente Amor, así con mayúscula solo existe uno, y es incondicional, incalculable, incuestionable, intemporal e inconmensurable, el Amor a un hijo. Ese que sientes cuando apenas sabes que estás embarazada, cuando notas sus primeros movimientos, ese que te transforma, que hace ser más fuerte, por el que descubres tu mejor versión de ti misma y por el que serias capaz de cualquier cosa.

    La vida me ha regalado esa posibilidad y afortunadamente por partida doble, tengo la suerte de poder llenar mis manos de caricias y mi mente y corazón de todos los recuerdos que he ido acumulando a lo largo de estos años. Tengo la suerte de renovar continuamente esas caricias, de ampliar espacio para dar la bienvenida a nuevos recuerdos, tengo la suerte de amar y ser correspondida por las únicas personas que son únicas en mi vida: mis hijos.

    A vosotros os debo muchas cosas: el haber conocido la felicidad más absoluta el día de vuestro nacimiento, el descubrir que las noches se hicieron también para no dormir, que un fuera de juego es tan importante como un gol en el último segundo, que bailar es soñar con los pies…a vosotros os debo mucho tiempo, mucha paciencia, os debo algún que otro cuento que leer y un viaje a ese lugar tan especial donde no puedo ni quiero ir sin vosotros. En esta cuenta que hago, salgo a deber, pero tenemos todo el tiempo del mundo para saldar esta deuda.

    Soy consciente que no he sido la madre perfecta, dudo que alguien lo sea, pero como dijo Jill Churchill “No hay manera de ser una madre perfecta, hay un millón de maneras de ser una buena madre”  y en eso estamos y en eso seguimos. Somos madres a tiempo completo, en presencia y en esencia, un todo incluido sine die. Aunque habéis volado del nido, seguís siendo el centro de mis preocupaciones, la causa de todas mis alegrías y los protagonistas absolutos de mis deseos y sueños.

    Si pudiera volver a vivir un solo día de mi vida repetiría alguno en el que disfrutar de vosotros cuando erais pequeños, cuando todavía dependíais de mí, cuando pensabais que era poco menos que superwoman, cuando me acercaba a vuestras camas ya dormidos para arroparos y besaros. Echo de menos ese olor a recién bañados, esas discusiones por aquello de “y tú más”, el temido día de entrega de notas, la mañana de Reyes, recogeros del cole…echo de menos la posibilidad de volver a viviros desde el minuto uno de vuestra MI vida.

    Y aunque el pasado no es el mejor lugar para quedarse a vivir, tengo un sitio al que volver cada vez que no os puedo abrazar.

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