“Una buena conversación debe agotar el tema, no a los interlocutores” (Winston Churchill)
El uso de la comunicación, ya sea a través del lenguaje verbal, escrito o no verbal, es algo que todos necesitamos y practicamos en la vida diaria. Sin embargo, iniciar o participar en una conversación amena es algo que en ocasiones no todos sabemos y pensamos que se requiere de una destreza o unos conocimientos complicados.
Muchas veces nos hemos encontrado en una reunión de amigos y sólo una persona monopoliza la charla, haciéndola aburrida y monótona. Desde aquí os daremos algunos consejos para que sepáis dar un giro a esas conversaciones.
Lamentablemente, desde que hacemos un uso indiscriminado de redes sociales, mantener una conversación cara a cara se ha convertido en algo casi anecdótico. Mantenemos contacto con muchas personas pero de forma breve y superficial, por eso el sentimiento de soledad interna se acrecienta cada día.
Recuperar el hábito de una buena conversación con tiempo, sin móviles y simplemente mirando a los ojos, nos hará mejorar no solo nuestra relación con los demás, sino que nos hará sentirnos profundamente renovados, nos nutriremos de nuevas ideas y someteremos a las nuestras a otro enfoque que nos permitirá ampliar nuestra capacidad de comprender el mundo desde otro punto de vista.
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Una conversación no es un monólogo, conversamos para intercambiar opiniones, criterios y sobre todo para ampliar conocimientos. Una conversación nunca deber ser el vehículo para un enfrentamiento, y mucho menos cuando no hay solo dos interlocutores sino un grupo de ellos. Siguiendo unas pautas podemos convertirnos en grandes conversadores o moderadores.
El silencio oportuno
Es importante lo que hablamos, pero a veces mucho más la prudencia a la hora de callar. La intervención debe ser poco extensa y limitada en el tiempo para permitir que el resto de los interlocutores den su opinión. De esta forma aprendemos a ser generosos, no olvidemos que una charla, cuanto más variada en intervenciones más amena será.
Diálogo o conferencia
A no ser que nos lo pidan, no debemos hacer una demostración ostentosa de nuestros conocimientos técnicos sobre un tema en concreto. Debemos tener en cuenta que no es una conferencia ante un auditorio preparado para esto, sino una conversación privada entre amigos, compañeros de trabajo o incluso personas que acabamos de conocer. Es muy poco elegante intentar hacernos notar en un grupo, con esto conseguiríamos el efecto contrario: perder el interés y la atención del resto de interlocutores.
Cómo iniciar y terminar una conversación
No existe una regla escrita de la forma correcta en iniciar una conversación. Lo normal es que sea el anfitrión la persona que “introduzca” el tema a tratar. Un buen comienzo es a la hora de las presentaciones introducir algún dato concreto de esa persona: aficiones, gustos, lugar de nacimiento o residencia, etc.
Cuando estamos en un grupo, muchas veces no tenemos claro cómo entrar y salir de una conversación sin quedar mal. Un truco fácil de recordar: al incorporarnos, debemos hacerlo a través de una tercera persona que nos haga de introductor y si esa figura no existe, aprovechar una pausa para decir por ejemplo: perdón, ¿habláis de senderismo?, siempre y cuando previamente advirtamos que no es una conversación privada entre dos personas, en ese caso es mejor no intervenir si no nos permiten la entrada. Para dejar una conversación no debemos olvidar siempre pedir disculpas antes de retirarnos.
La mirada y la voz como elementos indispensables
Para conservar el interés de los interlocutores sobre lo que estamos hablando, es indispensable mantener la mirada sobre el grupo, desviar esa mirada hacia otras personas o lugar de la estancia, da sensación de desinterés o impaciencia por salir del tema.
Respecto a la voz, es imposible cambiar el timbre de voz, pero sí que podemos modular y controlar el tono y la velocidad, para permitir que el mensaje que queremos transmitir llegue a todas las personas que nos acompañan.
Los intocables
Hay tres temas que en términos generales no deben tocarse bajo ningún concepto en una reunión, para evitar enfrentamientos: RELIGIÓN, POLÍTICA Y FÚTBOL. Algunos puristas añaden también otros como intervenciones quirúrgicas, enfermedades y sexo (sobre todo en la mesa).
Como dijo Carl Rogers “El mayor obstáculo para una buena conversación es la incapacidad del ser humano para escuchar al otro con inteligencia, habilidad y comprensión”, por eso es tan importante cultivarse no solo en el arte de la conversación sino también en la virtud de escuchar.