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El perfecto invitado

    Mercedes Ruiz / Firma Invitada

    “ Te reciben según te presentas; te despiden según te comportas” (Quevedo)

    Cuando acudimos como invitados debemos comportarnos de forma correcta manteniendo la naturalidad. Ir vestido de forma elegante es un buen comienzo y un signo de respeto hacia los anfitriones y el resto de invitados.

    Muchas veces se ha hablado de la puntualidad como gesto de cortesía y buena educación que el perfecto invitado debe tener con los anfitriones y los demás invitados. Debemos ser moderados a la hora de hablar, comer y opinar. La prudencia debe ser la regla a seguir como norma de comportamiento, y es importante mostrarse dispuesto a colaborar con los anfitriones en cualquier tarea, como quitar la mesa, servir el café, etc. Es un bonito detalle acudir a la cena con algún regalo, algo que nunca falla es un buen vino o un postre, con esto garantizamos un acierto seguro.

    Una vez que nos sentemos a la mesa en el lugar el que nos hayan situado los anfitriones, el primer paso es retirar la servilleta del plato y colocarla sobre las piernas, es conveniente limpiarse antes y después de beber para evitar manchar la copa y tras la comida la dejaremos al lado derecho del plato.

    No debemos empezar a comer hasta que todo el mundo esté servido.  Si nos dan la opción de servirnos, hay que recordar que no es muy protocolario hacerlo hasta el borde del plato, como en todo: moderación.  Tampoco es correcto beber mientras tengamos comida en la boca y por supuesto hay que evitar excedernos en su consumo para no caer en un estado de excesivo furor que puedan ponernos en ridículo. Al terminar el plato, los cubiertos se dejarán en el centro del mismo y juntos en posición vertical y con los mangos hacia el comensal.

    Asistir como invitado a una cena o a cualquier evento, nos permite poner en práctica muchas de las herramientas del “saber estar”, no sólo saber utilizar correctamente los cubiertos, sentarnos de forma adecuada, y utilizar las palabras mágicas por excelencia de cortesía: «por favor» y «gracias» nos garantiza el éxito social.

    Una de las ciencias que no se enseñan en los libros ni en las escuelas es la conversación. Saber escuchar y hablar en el momento oportuno manteniendo los silencios y sin interrumpir, es casi un arte que deberíamos ejercitar respetando algunas reglas. La conversación a diferencia de la escritura es espontánea y de efectos no reparables inmediatamente. Por eso, la prudencia a la hora de opinar debe ser una norma y antes de iniciar la conversación debemos sonreír y tener buena disposición a escuchar.

    Saber escuchar es una virtud. No interrumpir y hacer preguntas a nuestro interlocutor sobre lo que dice es una forma de demostrar que estamos atentos. Hay que respetar siempre las opiniones aunque sean contrarias a las nuestras, una discusión nunca se gana, así que es mejor huir de enfrentamientos verbales en comidas familiares y sociales, hay temas de conversación que debemos evitar: religión, política y fútbol.

    Tan importante es llegar a tiempo como irse en el momento adecuado, así que una vez anunciada nuestra retirada, agradecemos a los anfitriones  la velada y nos despedimos.

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