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La buena educación nunca pasa de moda

    Mercedes Ruiz / Firma Invitada

    Con esta colaboración, pretendemos dar unas pequeñas pinceladas de las normas básicas de comportamiento que debemos aplicar a la hora de saludar, relacionarnos, entablar una conversación, vestirnos de forma adecuada, como anfitriones o invitados, etc…

    Aunque muchas de las reglas del llamado Protocolo social o Manual de las buenas maneras puedan parecer obsoletas, deberíamos adaptarlas a nuestra vida cotidiana. Ser educado no es una moda, es algo inherente a nuestra condición humana que nos hace más libres y tolerantes.

    En una sociedad cada vez más globalizada y digitalizada, las relaciones personales siguen siendo fundamentales para el normal desarrollo de la sociedad. Aristóteles definió al hombre como «un animal social, como un ser que necesariamente debe vivir con otros en el seno de una comunidad organizada».

    Por eso precisamos recurrir a unos códigos de conducta que nos permitan relacionarnos con nuestros semejantes de forma cívica y útil para, de esta forma, facilitar la convivencia, ya sea en un ámbito laboral, familiar o lúdico.

    El modelo de comportamiento social, nos viene determinado por las instituciones, que según Talcott Parsons son unas “pautas normativas que delimitan lo que en sociedad se considera adecuado o legítimo”. Por eso a lo largo de la historia no ha existido ni existirá una civilización próspera y equilibrada carente de normas de conducta.

    A medida que la sociedad evoluciona, existen normas de comportamiento que se adaptan a los nuevos tiempos y facilitan la relación con nuestros semejantes. Conceptos como la cortesía, urbanidad, educación, etiqueta y protocolo, son utilizados por todos o casi todos nosotros a diario y de forma natural, formando parte de las habilidades sociales que desarrollamos a lo largo de nuestra vida con el único fin de conseguir una convivencia civilizada y normalizada.

    Cortesía:

    Es un estilo de comportamiento que se puede resumir en el uso, razonado y sincero de tres expresiones fundamentales: “por favor”, “gracias” y “perdón”. Si se acompañan de una sonrisa, su utilidad se verá reforzada.

    Urbanidad:

    Del latín urbanitas (urbanitatis) la urbanidad es una serie de pautas de comportamiento que se deben cumplir y acatar para lograr una mejor convivencia. Debemos aprovechar cualquier ocasión que se nos presente para poner en práctica lo aprendido y a la vez servir de ejemplo.

    Educación:

    Aunque es un concepto más amplio, podíamos resumirlo simplemente como el respeto al prójimo, es decir: “no hacer ni decir a los demás lo que no quieres que te hagan o digan a ti”. La educación no es una moda, es la mejor tarjeta de presentación de una persona, un aprendizaje sin fin y la mejor inversión que los padres podemos hacer para el futuro de nuestros hijos.

    Etiqueta:

    Hace referencia a ciertas normas de decoro y estilo a la hora de vestir para acudir a determinados actos o eventos de carácter familiar o profesional. La etiqueta femenina es mucho más abierta y con más posibilidades, aunque últimamente la masculina se está flexibilizando.

    Protocolo y ceremonial:

    Protocolo puede definirse como el conjunto de normas que definen el comportamiento adecuado en un evento social, mientras que ceremonial es el conjunto de formalidades que ordenan la celebración de ciertas ceremonias.

    Podemos distinguir varias clases de protocolo, según el ámbito de aplicación del mismo:

    Protocolo en la esfera pública

    Protocolo oficial: Monarquía, civil, militar, de estado, diplomático, universitario, académico.

    Protocolo no oficial: Empresarial, religioso y deportivo.

    Protocolo en la esfera privada

    Protocolo social formal: bodas, bautizos, comuniones, exequias

    Protocolo social informal: reuniones familiares o de amigos

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